Manuel Moreno
Gijón, 18 de enero de 2024
Decía Nietzsche que en la noche se oyen más alto las fuentes saltarinas, y que su alma era también una fuente (un surtidor). Noche y silencio evocan y apuntan en muchos sentidos una misma dirección.
El silencio es también una suerte de noche auditiva, y su amanecer una cuna del lenguaje, quizás la fuente misma desde donde éste brota como Palabra creadora.